Con el llamado de su líder supremo a concebir la votación como un acto para reforzar la unidad, paz y seguridad, los iraníes reflexionan el jueves sobre sus principales problemas y aspiraciones en vísperas de las elecciones presidenciales.
Los 56 millones de ciudadanos aptos para emitir el sufragio en las duodécimas elecciones presidenciales de la revolución islámica deberán decidir mañana entre cuatro de los seis candidatos que quedaron en liza tras la retirada de la campaña de Eshaq Jahangiri y Mohammad Baqer Qalibaf.
Jahangiri, actual primer vicepresidente iraní, declinó continuar en la contienda y solicitó a sus seguidores apoyar las aspiraciones de reelección del jefe de Estado saliente, Hassan Rohani, mientras Galibaf, alcalde de Teherán, hizo lo propio en beneficio de Ebrahim Raeisi.
Rouhani, por la corriente reformista moderada, y Raeisi, custodio del santuario del Imam Reza, por la tendencia principista (por apegarse a los postulados fundacionales de la revolución islámica de 1979), son los aspirantes con posibilidades de ganar la mayoría de los votos.
En vísperas de acudir a las urnas, el Líder Supremo Sayyed Ali Jamenei, afirmó que entre la ‘insegura colección de países de la región, Irán está ocupada preparando elecciones en paz y seguridad’, y urgió a los ciudadanos a apreciar esas ventajas de las cuales disfruta esta nación.
Consideró ‘probable’ que algunas personas busquen violar la ley, pero estimó que los aparatos de seguridad, ejecutivo y de regulación del proceso son ‘confiables y responsables’ como para impedir que se consumen tales planes desestabilizadores.
Sayyed Jamenei alertó a autoridades y a la población de que Irán tiene un enemigo contra el cual ‘el rostro de la nación debe reflejar enérgicamente su resuelta fuerza de voluntad y determinación, así como la autoconfianza, paz y calma’, a la vez que subrayó la importancia de la disciplina pública.
Entretanto, la ciudadanía analiza los temas más abordados durante la campaña, en particular en los tres debates televisivos que sostuvieron los candidatos, los cuales se enfocaron en asuntos económicos, políticos, sociales y ambientales.
El primer debate se centró en la problemática de las migraciones a las grandes ciudades y la necesidad de establecer gobiernos que enfrenten el alto índice de desempleo, sobre todo entre la juventud iraní, adopte mejores políticas impositivas y atienda la polución y otros problemas ambientales.
La política exterior iraní, su interacción con críticos, la estrategia defensiva y la seguridad, y el modo de vida islámico-iraní, así como los derechos nucleares del país fueron tratados en el segundo debate.
El último análisis en público se refirió igualmente a los problemas económicos de los aspirantes, con críticas de los principistas a las prácticas de la administración Rohani.
Source: Agencias