Apenas cuatro días después de que la 77ª flota iraní compuesta por el destructor Sahand y la base flotante Makran llegara al Océano Atlántico, la Armada iraní anunció la botadura del destructor “Dena” y el dragaminas Shahin (Gavilán). Estos dos eventos tuvieron lugar en el contexto de declaraciones cruzadas de altos oficiales militares, todos ellos enfatizando que Irán acaba de incrementar su “profundidad geoestratégica”.
El Dena está equipado con una “zona de aterrizaje de helicópteros”, una “variedad de equipos y sistemas de defensa y ataque” y una capacidad de “navegar largas distancias”, y puede “destruir cualquier amenaza aérea, de superficie o submarina”. Por su parte, el dragaminas Shahin tiene “33 metros de largo” y es capaz de “detectar y neutralizar varios tipos de minas marinas”, según el comunicado.
El comandante en jefe del Ejército iraní, mayor general Abdol-Rahim Musavi, subrayó este martes en los márgenes de la ceremonia de entrega de estos dos buques a la Armada iraní la presencia de barcos iraníes en las aguas del hemisferio occidental, es decir a unos 14.000 km de las aguas territoriales iraníes, y esto sin realizar escalas, marca “un punto de inflexión en la historia naval iraní”. Los barcos de la Armada iraní pasaron por el Golfo Pérsico, el Mar Arábigo, el Océano Índico, el Golfo de Adén, es decir, buena parte del hemisferio oriental, antes de cruzar el Cabo de Buena Esperanza, al sur de África, para llegar el Océano Atlántico. “En el camino, el Sahand y Makran no se detuvieron en ningún puerto ni encontraron ningún problema ni desafío ni obstáculo capaz de retrasar su misión expedicionaria y ahora será lo mismo para cada una de nuestras misiones que están por venir”.
La presencia de la Armada iraní a las puertas de EEUU ya ha dado lugar a mucha especulación. Ciertos medios occidentales señalan el carácter “imposible de rastrear” de esta misión en el sentido literal y figurado del término. De hecho, ningún “satélite rastreador” estadounidense ha podido localizar la flotilla 77ª en alta mar, según la publicación militar estadounidense de The Drive que confirma las “capacidades furtivas de Sahand”, un destructor que los iraníes han equipado con misiles antibuque, torpedos, radares, sistemas antiaéreos Kamand y dispositivos avanzados de guerra electrónica.
El barco Makran, considerado una base naval móvil de la Armada iraní, acompaña al destructor Sahand, en su periplo por el Océano Atlántico”, dijo el almirante Habibollah Sayyari, comandante en jefe adjunto del Ejército iraní en un comunicado de prensa.
En otro análisis experto, Bloomberg volvió al tema: “Durante las últimas dos semanas, el Makran ha cruzado el Atlántico en dirección al Caribe con siete lanchas rápidas iraníes Zolfagar, capaces de embarcar misiles antibuque. Es muy probable que se entreguen estos barcos a Venezuela”, dice el texto firmado James Stavridis, almirante retirado de la Armada de EEUU y ex comandante supremo de las fuerzas aliadas de la OTAN.
“Las lanchas rápidas son de la clase Peykaap iraní y generalmente son operadas por el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica en el Golfo Pérsico para sus misiones, muchas de las cuales consisten en monitorear el tráfico de barcos y petroleros estadounidenses. Con casi 20 metros de largo, estas lanchas pueden transportar dos mortíferos misiles antibuque con un alcance de casi 20 millas, así como un par de torpedos de 13 pulgadas. Estoy familiarizado con esta clase de barco, al igual que la mayoría de los oficiales de la Armada de EEUU. Los vemos con frecuencia en el Golfo Pérsico, a veces desafiando a nuestros buques de guerra. Son peligrosos, especialmente en una vía marítima estrecha como el Golfo Pérsico. ¿Y en el Atlántico? Posible”.
Y el artículo agregó: “Estas lanchas rápidas van a bordo del Makran, que puede funcionar como una especie de barco nodriza de 250 metros para un apoyo de combustible, municiones y comunicaciones de largo alcance. Después de descargar las lanchas rápidas, el Makran puede operar con una gran cubierta de vuelo con helicópteros, lo que efectivamente ampliaría el rango de combate de las lanchas dotándolas de “ojos” en el horizonte. Es una base naval que nos envía Irán con amplias capacidades operativas en un océano donde se supone que la Marina de EEUU es dueña de la situación”.
¿Qué está pasando entre Irán y Venezuela tan cerca de la costa estadounidense, y cómo cooperarían los venezolanos con los iraníes para usar este poder marítimo que se les acaba de ofrecer? Una opción es que los venezolanos usen barcos iraníes para proteger y escoltar a los buques mercantes que violan las sanciones unilaterales de EEUU. Maduro parece haber concluido que necesitaba un programa más sólido para proteger los barcos que entran y salen de sus puertos. Pero los venezolanos también podrían contrarrestar cualquier acto hostil en las aguas vecinas, al igual que lo hacen los iraníes en el Golfo Pérsico.
Source: Press TV