EEUU ha presenciado un aumento sin precedentes en el ritmo de la violencia política. El Wall Street Journal informó que en el primer semestre de 2025 se produjeron aproximadamente 150 “ataques con motivación política”, casi el doble que en el mismo período del año anterior.
El pasado abril, una bomba incendiaria fue lanzada contra la casa del gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, quien confirmó en una entrevista con The New Yorker que el 90 % de las preguntas que recibe de los posibles candidatos hoy en día se refieren a cómo proteger a sus familias.
El jefe de la Policía del Capitolio de EEUU reveló que hace una década, los legisladores reportaban menos de 2.000 amenazas de violencia al año, pero esa cifra ha ido en aumento desde 2017, alcanzando casi 10.000 amenazas el año pasado.
Los incidentes de violencia política de los últimos dieciocho meses muestran que el país ha entrado en una fase muy peligrosa, en un contexto que recuerda la época de los asesinatos de John F. Kennedy, Malcolm X, Martin Luther King y Robert Kennedy, además de los tiroteos contra políticos como Gabrielle Giffords en 2011 y Steve Scalise en 2017, y el ataque a Paul Pelosi en 2022.
La retórica de Trump y las políticas de la Casa Blanca están aumentando el temor a la violencia política.
A pesar del debate tradicional sobre el control de armas, los analistas creen que este tema ha perdido fuerza, dada la amplia disponibilidad de armas y la disminución de la confianza en las instituciones públicas.
También aumenta la preocupación por la crisis de salud mental entre los jóvenes y el impacto de la cultura de internet, a pesar de las señales de reacción mediante restricciones escolares y familiares al uso de teléfonos inteligentes.
El debate también se centra en el papel de Trump, a quien los observadores acusan de exacerbar las tensiones con una retórica amenazante e insultante.
En los últimos meses, Trump ha insultado a periodistas, describiendo a reporteros de importantes medios de comunicación con términos hirientes.
Aún más alarmante, según el Wall Street Journal, es el lanzamiento por parte de la Casa Blanca de un sitio web para rastrear a periodistas y medios de comunicación que “desacreditan” a la administración o “mienten” sobre ella, lo cual se considera una medida intimidatoria que podría alentar a individuos inestables a atacar a periodistas.
Escritores y observadores creen que EEUU atraviesa un momento de creciente violencia política, mientras que Trump sigue presionando el acelerador de esta escalada.
Source: Al Mayadeen



