EEUU entró en un cierre parcial este miércoles 1 de octubre, lo que resultó en la congelación de parte de la administración federal, sin una solución inmediata a la vista para el impasse presupuestario en el Congreso entre los republicanos de Donald Trump y la oposición demócrata.
Cientos de miles de funcionarios públicos serán suspendidos temporalmente y se esperan importantes interrupciones para los usuarios de los servicios públicos. Esta es una situación muy impopular en EEUU, sin precedentes en siete años, y de la que cada partido ya se culpa mutuamente.
Los demócratas “quieren cerrarlo todo, nosotros no”, aseguró Donald Trump el martes por la tarde, antes de adoptar un tono amenazante apenas disimulado.
“Muchas cosas buenas pueden surgir de los cierres, podemos deshacernos de muchas cosas que no queremos, y esas serían cosas demócratas”, declaró el presidente estadounidense.
Esto sugiere su intención de aprovechar la congelación del gobierno para acelerar el despido de miles de empleados federales, ya en marcha con la Comisión Doge de su amigo Elon Musk.
Por su parte, los demócratas denuncian la falta de voluntad de negociación.
“No se trata de arrogancia”, declaró el líder de la minoría del Senado, Chuck Schumer, durante una rueda de prensa. “Se debe a que los estadounidenses están sufriendo el aumento de los costos en todo el país, ya sean aranceles, costos de energía o costos de alimentos”, añadió, denunciando que los costos de la atención médica se están disparando.
“Cierre ordenado”
Donald Trump no es ajeno a los cierres, el último de los cuales se remonta a su primer mandato, cuando duró de diciembre de 2018 a enero de 2019, un récord de 35 días.
“Es incierto cuánto tiempo los demócratas mantendrán su postura insostenible, lo que dificulta predecir la duración de un cierre”, declaró el director de Presupuesto de la Casa Blanca, Russell Vought, en una carta a los principales jefes de departamento.
Tras el fracaso de la votación final en el Senado el martes por la noche, Russell Vought instruyó a las agencias federales a “implementar sus planes para un cierre ordenado”.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estima que aproximadamente 750.000 empleados públicos serán suspendidos.
El tráfico aéreo podría verse afectado, mientras que se espera una interrupción significativa del pago de ciertas prestaciones sociales.
Los parques nacionales también se verán privados de los guardabosques responsables de su mantenimiento, a medida que se acerca la temporada de cambio de hojas.
Según cálculos de analistas de la aseguradora Nationwide, cada semana de cierre podría reducir el crecimiento anual del PIB estadounidense en 0,2 puntos porcentuales.
Los republicanos tienen la mayoría en ambas cámaras del Congreso, pero las normas del Senado exigen que un proyecto de ley de presupuesto se apruebe por una mayoría de 60 sobre 100, lo que requiere al menos siete votos demócratas.
Por ahora, los republicanos proponen una extensión del presupuesto actual hasta finales de noviembre e insisten en que no hay otras propuestas sobre la mesa.
Por otro lado, los demócratas quieren restaurar cientos de miles de millones de dólares en gasto sanitario, en particular en el programa de seguro médico “Obamacare” para hogares de clase trabajadora, recortado por la administración Trump.
Source: Al Manar y Medios iraníes