La diplomacia estadounidense siempre ha sido descrita como arrogante y egoísta en sus tratos con los diversos gobiernos del mundo; el Líbano nunca ha sido la excepción.
Los embajadores estadounidenses en el Líbano siempre se han comportado como altos comisionados, cuyas declaraciones, reuniones y acciones se toman en consideración con respecto a la política local.
Se ha manifestado superioridad en el caso de varios embajadores estadounidenses en el Líbano, pero la inmunidad nacional garantizada por el compromiso del Estado con la resistencia siempre ha disuadido la temeridad de los diplomáticos estadounidenses.
Sin embargo, desde que el gobierno libanés decidió mantenerse al margen de la resistencia, la relación diplomática estadounidense con el Líbano se ha deteriorado hasta el punto de resultar humillante.
El enviado estadounidense Tom Barrack, acompañado por el exenviado Morgan Ortagus, llegó al Líbano en una visita destinada a reunirse con funcionarios libaneses y discutir el documento estadounidense aprobado por el gobierno libanés, que incluye disposiciones clave, en particular el desarme de la resistencia.
Barrack y Ortagus comenzaron su visita reuniéndose con el presidente Joseph Aoun en el Palacio de Baabda.
Tras reunirse con Aoun en Baabda, el enviado estadounidense se dirigió a los periodistas en el palacio presidencial y les pidió silencio. Sin embargo, no pudo controlar su arraigada arrogancia, humillando a los periodistas y a la propia plataforma.
La Presidencia libanesa emitió un comunicado expresando su pesar por la humillación de Barrack a los periodistas y afirmando su aprecio por sus esfuerzos.
El diputado Ibrahim Al-Mussawi, jefe del Comité Parlamentario de Medios, condenó la arrogancia estadounidense y su actitud condescendiente hacia los periodistas libaneses.
El diputado Al-Mussawi sostuvo que las autoridades libanesas deben citar de inmediato a la embajadora estadounidense y reprenderla.
“Quienes afirman defender la soberanía, y que durante tanto tiempo nos han inundado con sus declaraciones y posturas, deben ahora alzarse por la dignidad de su país y sus ciudadanos, y no callarse ante la insolencia de los representantes del mandato estadounidense”.
El Sindicato de Editores de la Prensa Libanesa denunció la humillación de Barrack a los periodistas y exigió al propio enviado y al Departamento de Estado de EEUU que emitieran una declaración de disculpa clara.
El Sindicato de Trabajadores de Medios Audiovisuales del Líbano consideró que utilizar el palacio presidencial para humillar al periodista constituye una agresión a la soberanía libanesa.
Esto es solo un ejemplo de cómo EEUU trata con el Líbano cuando muestra debilidad y abandona sus fortalezas, a sabiendas de que Barrack no ofreció ninguna concesión israelí a cambio de la decisión del gobierno libanés de desarmar a la resistencia.
Por lo tanto, solo el poder puede defender al Líbano de la agresión militar y la arrogancia diplomática, que tienen graves repercusiones y efectos en toda la nación.
Source: Al Manar