Desde hace algunos días, los funcionarios estadounidenses no han descartado la posibilidad de un “fracaso” de las conversaciones en Viena y un regreso a la casilla de hostilidades entre EEUU e Irán.
El Senado de EEUU aprobó el miércoles, con una votación de 62 a 33, una resolución no vinculante que pide a la administración de Joe Biden que no acepte un acuerdo nuclear con Irán a menos que Teherán acepte algunas de las condiciones, como son la de impedir las exportaciones de petróleo iraníes a China, la limitación de su programa de misiles balísticos y el mantenimiento de las sanciones contra el Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (CGRI). El senador republicano James Lankford presentó el proyecto de ley, que fue impulsado por legisladores republicanos preocupados de que la Casa Blanca pudiera aceptar un “acuerdo débil” con Irán y esperaban obtener el apoyo de algunos demócratas que comparten sus preocupaciones.
El proyecto de ley no vinculante es una de varias mociones aprobadas bajo el proyecto de ley de competencia contra China en la Cámara y el Senado, que negociarán una versión final de la ley. La votación bipartidista envía un “poderoso mensaje” sobre las preocupaciones en el Congreso sobre el acuerdo nuclear.
La votación se produjo pocas horas después de que los representantes votaran a favor de mantener las sanciones al Banco Central iraní que, recordemos, está en plena actividad para unirse al sistema de mensajería financiera ruso SPFS.
Para Irán, todo esto no es una sorpresa, ya que desde el principio dejó claro que aunque estaba negociando de buena fe con los países del 4+1 en la restauración del acuerdo nuclear de 2015, no iba a hacer despender su economía ni su desarrollo de la consecución de un acuerdo. Es decir, negociar sí, pero sin esperar nada de tales negociaciones con un país que no respeta sus compromisos, como EEUU. Irán está negociando en la actualidad un acuerdo de libre comercio con la Unión Económica Euroasiática (UEEA), un bloque económico liderado por Rusia, mientras aplica el acuerdo estratégico de 25 años con China. Todo ello, mientras Irán busca desarrollar sus relaciones con sus vecinos del Golfo Pérsico.
EEUU no va a lograr nada de un fracaso de las negociaciones y menos en el contexto actual. Ahora, 70 días de lucha en Ucrania ha beneficiado al sector gasista ruso por valor de miles de millones de dólares, mientras que el dólar ya ha desaparecido en una decena de países europeos de las transacciones de gas con Rusia y esto en beneficio del rublo. A esto hay que añadir que ni Qatar ni Venezuela, y mucho menos Argelia, están dispuestos a destronar al gas ruso del mercado europeo.
En este contexto, la cooperación energética Irán-China-Venezuela cobra impulso. Las últimas cifras publicadas por la aduana china han confirmado un aumento mensual de 3 millones de barriles de petróleo iraní importados mientras Teherán y Caracas abren de par en par las puertas a una cooperación más profunda en el campo de la energía y esto a espaldas de estas empresas estadounidenses, que creyeron que podían hacer olvidar a Venezuela muchos años de sanciones.
Pero el fracaso de las conversaciones en Viena tendría lugar en el contexto altamente sensible de la guerra en Ucrania y mientras aumenta el tono entre EEUU y China en torno a Taiwán. Irán no solo ha aumentado sus ventas de petróleo y gas sino que también ha aumentado su cooperación militar con Rusia y China, por un lado, y sus aliados del eje de la resistencia, por otro. Recientemente, el ministro de Defensa china visitó Teherán al frente de una delegación de alto rango, que marcó un punto de inflexión en la cooperación militar y de seguridad entre las dos capitales. La compra de armas chinas por parte de Teherán, la realización de ejercicios conjuntos en el Golfo Pérsico y los esfuerzos para abordar las preocupaciones de seguridad comunes en Asia Central, y en particular en Afganistán, han estado en la agenda.
China sabe que EEUU se centrará más en contener a Pekín en un inmediato futuro. En esta situación, Pekín concede especial importancia a mejorar las relaciones con Teherán para poder acceder a recursos energéticos fiables, sabiendo que no puede apostar realmente por Riad, un aliado de Washington, que es sensible a las presiones estadounidenses.
Luego, la expansión de las relaciones chino-iraníes tras la suspensión de las conversaciones de Viena pretende demostrar que Irán no esperará al segundo acuerdo nuclear y que la implementación de los acuerdos de armas, así como el lanzamiento del acuerdo estratégico de 25 años, ya han debilitado irreversiblemente las sanciones contra Irán. Este debilitamiento saca a la luz la incapacidad de Occidente para marginar a Irán en la escena internacional. Entonces, es probable que el desarrollo de las relaciones sino-iraníes, particularmente a nivel militar y de seguridad, envíe un mensaje claro a EEUU.
Y ese mensaje también parece surgir de la dinámica que rige las relaciones militares entre Irán y Rusia. El martes, el embajador de Rusia en Irán dijo que no existen obstáculos para una cooperación más estrecha entre Moscú y Teherán en el campo de los armamentos, ya que se levantó el embargo de armas de la ONU sobre Irán.
En una entrevista con el diario ruso Izvestia el miércoles, Levan Jagaryan afirmó que Teherán compra armas a la Federación Rusa solo con fines defensivos y rechazó con vehemencia las acusaciones de que Irán está involucrado en actividades desestabilizadoras en la región. “Después del levantamiento del embargo de armas contra Irán, ya no hay obstáculos para el desarrollo de la cooperación ruso-iraní en esta área importante”, dijo.
El embajador también elogió la cooperación técnico-militar con Irán y dijo: “En un momento (en 2016) incluso proporcionamos los sistemas de defensa antimisiles S-300”. Cuando se le preguntó sobre el envío de armas por parte de Irán a las tropas rusas en Ucrania, el alto diplomático calificó a las agencias de prensa británicas como propagadoras de estas mentiras: “Los medios británicos (y no solo los medios británicos) son conocidos por producir noticias falsas. No quiero comentar sobre eso”.
Todo esto para decir que el impasse en Viena complica en exceso la situación para EEUU y plantea la posibilidad de ver el eje de la resistencia unirse al eje chino-ruso. Por primera vez, una delegación muy alta de Hamas está en Moscú mientras hay informes de la próxima visita del Yihad Islámico a Rusia.
El fracaso en Viena significará, pues, una derrota de EEUU frente a un Irán que está en vías de unirse económica y militarmente al eje chino-ruso.
Source: Press TV