De toda la verborrea lanzada el lunes 27 de septiembre ante la Asamblea General de la ONU por el criminal de guerra Naftali Bennett cabe resaltar el sentimiento de “asedio” que expresó. Afirmó que su entidad está “rodeada” por Hezbolá, los grupos de resistencia palestina y otros. “Desde el Líbano a Siria, pasando por Gaza e Iraq y Yemen, todos quieren destruir “mi país” y todos cuentan con el apoyo del régimen de Teherán”.
¿No es esto una amarga admisión del fracaso de todo el proyecto sionista que pretendía conquistar todo Oriente Medio con el lema “Del Nilo al Éufrates”, los dos ríos que están representados por las líneas azules de la bandera israelí. Pese a su naturaleza colonialista y su ocupación de las tierras palestinas, que sigue colonizando con el objetivo de impedir el surgimiento de un estado palestino, tal y como determinan las resoluciones de la ONU y el derecho internacional, los dirigentes israelíes siguen jugando al papel de víctimas.
Agobiado por los fracasos militares en Gaza en mayo de este año y por la determinación de los palestinos de Cisjordania de resistir a las agresiones, Bennett mostró su temor ante el surgimiento de un formidable polo geoestratégico llamado “eje de la resistencia”, que extiende en unos 2.259.000 km2 e incluye a Irán, Iraq, Siria, Líbano y la Palestina ocupada.
Un aspecto a destacar es su referencia a los drones iraníes. Él dijo que “el régimen de Teherán” ha creado una flota de miles de drones que “pueden atacarnos en cualquier momento y en cualquier lugar”. “Uno de ellos, un Shahed-136 ya ha atacado fatalmente un barco. Irán y sus representantes en Yemen, Siria, Iraq, el Líbano… están armados con ellos y nos desafían en todo momento”.
No hay duda de que Iraq, Irán, Siria y Líbano, cuatro países geográficamente conectados y estratégicamente aliados han creado un corredor desde el Mediterráneo hasta Asia Central por tierra y mar con enormes implicaciones geoestratégicas y económicas. Pero el eje de resistencia puede proyectarse más allá de Oriente Medio. Sobre el terreno, este corredor puede extenderse hasta China y permitir a este país un rápido acceso al Mediterráneo, una posibilidad que provoca espanto en EEUU, obsesionado ahora por cercar a China. No hay que destacar tampoco la unión de la Resistencia con las fuerzas que en el Magreb árabe han constituido un frente de rechazo a la normalización con el enemigo israelí.
Source: Al Manar