Cuando Israel se encuentra en una mala posición, ladra, sin poder morder.
Este es el caso en las últimas semanas en las que la entidad sionista ha sufrido dos reveses consecutivos en al menos dos áreas. En primer lugar, en Siria, donde ahora tiene sus alas cortadas y ya no puede bombardear como le plazca, debido a los S-300 rusos.
Y en segundo lugar, en la Franja de Gaza, donde un comando israelí fracasó en su misión y fue rechazado cerca de Jan Yunis, sin mencionar los 500 cohetes de la resistencia que cayeron sobre sus asentamientos vecinos, en respuesta al bombardeo de la Franja de Gaza. Estos misiles han establecido un nuevo factor de disuasión frente a Israel.
Tras estos fracasos, Israel intenta reparar el daño a su imagen profiriendo amenazas.
Es en este contexto que un comandante de la Unidad 300 del Ejército israelí, Ai Levy, propuso liquidar al líder de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasralá.
“La personalidad y la experiencia militar de Sayyed Hassan Nasralá lo han convertido en un centro de gravedad, por lo que su ataque contra él afectaría a toda su organización, desde los comandantes superiores hasta los soldados”, dijo en el boletín mensual oficial Ma’arajot publicado por el ejército israelí. Él recomienda “luchar en el corazón de las áreas donde se han desplegado fuerzas enemigas a pesar de “los riesgos que esto representa”. Él propone “sorprender al enemigo, destruyendo sus equipos de guerra en las zonas donde está activo” y “dañar su moral de combate”.
Él no explica, sin embargo, por qué la unidad de élite israelí desplegada en la Franja de Gaza fracasó en una misión similar a la que él propone.
Tras la debacle de Jan Yunis, la entidad sionista también amenazó con liquidar al jefe de Hamas, Yahia Sinuar.
Estas sugerencias no conllevan nada nuevo. En lo que se refiere a la decisión de asesinar a Sayyed Nasralá, esta data de hace mucho tiempo, incluso antes de la guerra de 2006. En 1992, Israel mató al entonces secretario general de Hezbolá, Sayyed Abbas Musawi. Pero, según la publicación israelí Walla, Tel Aviv lamentó después haberlo hecho porque se dio cuenta que Sayyed Hassan Nasralá era “más peligroso que él”.
En el verano de 2006, Israel trató de asesinar a Sayyed Nasralá en Beirut, pero tal intento se saldó con un fracaso. Ahora, según Walla, “tal llamamiento es raro y excepcional en un contexto de paz entre Israel y Hezbolá”.
Cuando se lanzan tales amenazas hace falta ponerlas en ejecución, señala el sitio. En caso contrario, ellas pierden toda su credibilidad.
Source: Al Manar