Las relaciones entre la India e Irán no se limitan a la compra y venta de gas y petróleo. Para Nueva Delhi, seguir cooperando con Teherán como hasta ahora es de hecho una cuestión de seguridad nacional, así que no reconocerá e ignorará las sanciones estadounidenses contra el país persa.
“Nosotros no formulamos nuestra política exterior en función de las presiones de otros países. Reconocemos las sanciones de la ONU y no las de un Estado en concreto. En el pasado tampoco hemos seguido las sanciones de Estados Unidos”, advirtió la ministra de Exteriores india, Sushma Swaraj, durante una reunión en Nueva Delhi con el ministro de Exteriores iraní, Javad Zarif.
Sus declaraciones son desde luego un aviso al otro lado del Atlántico, desde donde se avecinan sanciones que podrían devolver a Irán al escenario anterior a la firma del acuerdo nuclear que, precisamente, puso fin al aislamiento persa, señala Pepe Escobar, corresponsal en Oriente Medio y colaborador del portal Asia Times.
Después de que China y Rusia —miembros de los BRICS— manifestasen que seguirían comerciando con Irán, la posición que adoptaría la India no dejaba margen para la duda.
“Tras empezar a pagar en rupias a través del UCO, su banco estatal, porque no está expuesto a EEUU. Nueva Delhi compró un 114% más de petróleo a Irán entre enero y marzo de este año que durante el mismo periodo de 2017″, señala Escobar.
Y ello a pesar, añadió, de que el comercio entre la India y EEUU asciende a 115.000 millones de dólares al año frente a los 13.000 millones que obtiene de los acuerdos comerciales con Irán. Pero si el país hindú quiere seguir creciendo al ritmo al que lo ha estado haciendo hasta ahora va a necesitar muchos más recursos energéticos.
Y es ahí donde la cooperación con Teherán se hace indispensable porque la estrategia energética del partido del primer ministro indio, Narendra Modi, se basa en cubrir todos los frentes energéticos: energía solar y eólica, petróleo y gas.
Escobar subraya que “Irán es un elemento central en esa estrategia” y, de hecho, toda Asia Central, porque la India está impaciente por poder importar petróleo y gas de Turkmenistán pasando por Irán y por Kazajistán.
“Nueva Delhi necesita acceder, sea como sea, al South Pars, el yacimiento de gas más grande del planeta”, subrayó Escobar.
La cooperación entre ambos países toca ámbitos tan dispares como la energía y la actividad bancaria, pasando por los seguros y los corredores comerciales. Que la idea de pasarse al rial y a las rupias y dejar de lado al dólar se haga realidad será crucial para ambos países. El primer paso para ‘desdolarizarse’ ya lo han dado: parte de sus transacciones comerciales las hacen en euros y eso ya les permite evitar el largo brazo del Departamento del Tesoro de EEUU.
La importancia del país persa para garantizar a la India su seguridad nacional va más allá. Nueva Delhi tiene toda la esperanza peusta en el puerto de la ciudad iraní de Chabahar bañado por las aguas del Índico, en el que ha invertido 500 millones de dólares. Chabahar “es punto de inicio de la versión india de la Nueva Ruta de la Seda”, explica Escobar. El objetivo de la India es unirse a Afganistán y a Asia Central rodeando Pakistán.
“Para el comercio indio, disfrutar de una vía marítima directa hasta Irán y luego de otra terrestre por Asia Central que le dé, entre otras cosas, acceso directo a la enorme riqueza mineral de Afganistán, no tiene precio. En 2016 se firmó un memorando de entendimiento a tres bandas por el que se asignaban 9.000 millones de dólares para el proyecto en Chabahar y 12 millones para la extracción de mineral de hierro afgano”, detalló el periodista.
Tanto para Pekín como para Teherán, Irán es un socio del que no pueden prescindir. China lo necesita para seguir adelante con la iniciativa ‘Un cinturón, una ruta’ y para tener una punta de lanza en el proyecto de integración euroasiático. La India lo necesita para contrarrestar, precisamente, la iniciativa china, con la que Nueva Delhi no se siente cómoda porque incluye un corredor entre el gigante asiático y Pakistán.
Todas las cartas se pondrán sobre la mesa el 9 de junio en Qingdao (China), donde Rusia, la India, Pakistán y el propio gigante asiático debatirán sobre los retos futuros mientras Afganistán e Irán ejercerán de observadores. Por ahora, como advirtió Escobar, una cosa está clara: China, Rusia y la India tendrán la misma opinión sobre Irán.
Source: Sputnik