Las amenazas de “Israel” ya no funcionan con los tomadores de decisiones de Hezbolá y los libaneses. El uso excesivo por parte de Tel Aviv de amenazas ha dañado su función disuasoria.
La realidad de que “Israel” está disuadido ante la resistencia del Líbano ha sido repetida por funcionarios de la entidad enemiga, además de ser una realidad tangible desde hace años. La última persona en expresar esto claramente es un funcionario en la esfera libanesa de la División de Inteligencia Militar del ejército israelí. En respuesta a la cuestión de si “Israel” se abstendrá de atacar los misiles de precisión de Hezbolá, enfatizó que un ataque sería difícil y complicado porque provocaría una guerra, donde estos misiles podrían causar gravísimos daños a la entidad sionista. Con tales declaraciones, describió el posicionamiento real de “Israel” frente a Hezbolá, que se basa en la abstención de llevar a cabo opciones militares en contra del Líbano.
La importancia de estas declaraciones es que proceden del funcionario israelí que está más familiarizado con las ecuaciones existentes con el Líbano y las posibles repercusiones de su incumplimiento. Ellas explican que la abstención de una operación militar contra Hezbolá es resultado del miedo a la guerra.
Pero, ¿qué impulsa a “Israel” a expresar dos posiciones opuestas: las amenazas y el miedo a la guerra si recurriera a implementar estas amenazas? Una pregunta que se repite y merece una explicación.
En una época de no guerra, los ejércitos se preparan y maniobran y se preparan para librar guerras con el fin de ganarlas si estallan. Pero si la victoria no es segura o tiene un precio muy elevado e insoportable, entonces se intenta evitar las guerras, incluyendo también lo que podría provocarlas.
Sin embargo, el ejército israelí quiere dar a entender al otro lado, y aquí se refiere a Hezbolá y al Líbano, que está listo para ir a la guerra para lograr sus intereses de seguridad o para evitar que sean dañados. Estas amenazas, como las ve Tel Aviv, son un factor valioso en tiempos de no guerra y no puede renunciar ellas, ya sea que se traduzcan en la práctica o sigan siendo meras palabras sin acción.
Al mismo tiempo, el ejército israelí también se preocupa por responder a las preguntas de su audiencia, que se había acostumbrado a la capacidad de su ejército para imponer su voluntad a otros a través de opciones militares o simples amenazas. Los israelíes se preguntan: ¿Cómo puede el ejército israelí dejar que la amenaza de Hezbolá crezca sin actuar para neutralizar y erradicar sus armas, específicamente los misiles de alta precisión que preocupan a los israelíes? Y especialmente cuando israelíes escuchan declaraciones de sus responsables militares y políticos que califican a estos misiles de amenaza existencial.
Los funcionarios de Tel Aviv se ven obligados a lanzar amenazas esperando disuadir a Hezbolá, en un nivel u otro, de continuar con el desarrollo cualitativo de sus capacidades militares. Asimismo, la emisión excesiva de amenazas y la manifestación de las capacidades que posee el partido para dañar el frente interior israelí es un intento, en paralelo, de llevar a otros a confrontar las armas de Hezbolá, ya sea en el Líbano, intentando aterrorizar a los libaneses, y en el seno de la “comunidad internacional” para que active la presión sobre el Líbano. Pero estas declaraciones, como se informó, ejercen una presión sobre los israelíes y aumentan su nivel de preocupación y cuestionamiento de la renuencia de “Israel” a enfrentar estas armas (misiles de alta precisión) y erradicarlas, según las amenazas que escuchan a sus dirigentes.
El resultado es que “Israel”, en su esfuerzo por mejorar su disuasión e incitar a otros contra las armas de Hezbolá, está causando angustia y aumentando el nivel de ansiedad y miedo entre su público, lo que lo obliga a hacer declaraciones opuestas que reduzcan el nivel de ansiedad afirmando que no implementa sus amenazas, porque le preocupa provocar una guerra. Sin embargo, en paralelo, esta afirmación aumenta la confianza de Hezbolá en el efecto disuasorio de sus armas y confirma sus evaluaciones del nivel de renuencia de “Israel” a utilizar sus opciones militares contra el Líbano.
Entonces, se produce una secuencia de causas y efectos que se retroalimentan. Por un lado es imperativo que “Israel” haga amenazas, y, por otro, que se retire indirectamente de ellas, para luego volver a ellas, y así sucesivamente … Es una secuencia contradictoria que hace que las amenazas carezcan de efectividad y sirvan solo para demostrar la nula voluntad real de “Israel” de traducirlas en acciones. Más bien, está mostrando la razón de esta abstinencia, que es el miedo a la guerra.
Source: Al Akhbar