Paralelamente a su continuo avance en dirección a la ciudad de Maarib, el liderazgo de Sanaa intensifica sus contactos con las tribus para intentar que la ciudad se vea libre de combates. Esto se corresponde con una notable respuesta de los actores tribales, que han mostrado una voluntad sin precedentes de romper las líneas rojas saudíes. En este momento, Riad continúa su movilización, intentando por diversos medios cambiar su posición en Maarib, sin ningún resultado a su favor hasta ahora.
Las fuerzas de Sanaa lograron nuevos avances en los frentes norte y oeste de la ciudad de Maarib, y durante las últimas 24 horas pudieron avanzar en el corazón del Valle de Dhanna, ubicado en la orilla de la Presa de Maarib, así como realizar otro avance paralelo en el Balk tribal, lo que permitiría al Ejército y a los Comités Populares aislar las áreas de Murad del sur de la ciudad. Las tribus de la provincia confirmaron que las líneas rojas trazadas por Arabia Saudí ya no serían respetadas después de que el Gobierno de Salvación de Sanaa abrió los canales de comunicación con estas tribus para evitar que el centro de la provincia sea escenario de enfrentamientos, dando a los combatientes del otro lado la oportunidad de “salir sin peligro”.
Con respecto a esto, Riad renovó sus amenazas a las tribus locales de atacarlas en caso de que acepten nuevas iniciativas de paz emitidas por los líderes de Sanaa. Esto se encontró con una amplia respuesta de rechazo a estas amenazas. En Sanaa, durante los últimos dos días, tuvo lugar más de una reunión entre altos líderes militares en el Ministerio de Defensa y y jefes y notables de decenas de tribus importantes en Maarib. El miércoles, se llevó a cabo una reunión ampliada entre el Comité de Reconciliación Nacional y el Consejo Político Supremo, varios líderes militares y de seguridad de alto rango y miembros del Parlamento y del Consejo de la Shura y la Autoridad de Asuntos Tribales. Todas las reuniones apoyaron la liberación de la ciudad del control de las fuerzas leales a la coalición pro-saudí y destacaron que los desplazados se salvarían de cualquier riesgo.
En declaraciones a Al Akhbar, fuentes tribales explicaron que las autoridades de Sanaa han ofrecido más de una opción para los combatientes de las filas de la coalición, incluyendo el regresar a Sanaa a cambio de abandonar la lucha o abrir un paso seguro para aquellos que quieran irse a las gobernaciones orientales. Las fuentes citaron al jefe del Servicio de Inteligencia, el mayor general Abu Ali al Hakim, afirmando que “los repetidos llamamientos a quienes son engañados expresan una firme determinación y voluntad de expulsar al ocupante y al invasor de todas las tierras del país de este a oeste y de norte a sur”. Señaló que “las altas y avanzadas habilidades de combate táctico que han alcanzado las fuerzas armadas” las hacen “capaces de librar las batallas más feroces”, y agregó que “el objetivo estratégico de la operación militar es restaurar la historia y la civilización de Maarib y derrotar a los invasores y sus títeres en cada centímetro de la patria”.
Mientras que el Ministerio de Defensa y la Autoridad de Asuntos Tribales pidieron a los líderes tribales de Maarib comunicarse con el resto de las tribus que se alinean con la coalición para persuadirlas de revertir su posición, la posición del Ejército en Sanaa se transmitió desde el subjefe del Estado Mayor, el general de división Ali al Mushki, que pidió al pueblo de Maarib que se una al Ejército y los comités en aras de restaurar la soberanía nacional, afirmando que los que vienen a liberar la gobernación son su gente. Por su parte, la Secretaría General del Partido del Congreso Popular General de Sanaa hizo un llamado al pueblo de Maarib, sus jeques, académicos y líderes sociales para que cooperen con las fuerzas de Sanaa.
Las reuniones de Sanaa coincidieron con el anuncio de un gran número de tribus yemeníes de una movilización general y su apoyo al Ejército y los Comités en la batalla por la liberación de Maarib. Según fuentes informadas, la apertura de canales de comunicación entre el Gobierno de Salvación y las tribus se produjo luego de recibir intensas llamadas de las distintas tribus de Maarib confirmando la existencia de un deseo local de evitar la destrucción de la ciudad. El liderazgo de Sanaa se dio cuenta del descontento popular con las milicias del Islah (Hermanos Musulmanes), que ocuparon la gobernación hace seis años, se apoderaron de la riqueza y el poder y persistieron en el uso de la fuerza contra los miembros de las tribus. Esto fue confirmado por el jefe del Comité de Reconciliación en Sanaa, Yusef Al Fishi, al decir que “la milicia de Islah atacó a todas las tribus de Maarib con armas pesadas y estableció al gobernador afiliado al Islah, Sultán Al Arada, como fachada para saquear las riquezas de Maarib y defender los intereses del grupo”, y agregó que “el pueblo de Maarib no levantará sus armas ante el Ejército y los Comités”.
Paralelamente, los intentos saudíes continúan, a través de canales diplomáticos, para detener el asalto a la ciudad de Maarib, que Riad hasta el año pasado consideraba una línea roja. Según fuentes diplomáticas, ante los acontecimientos recientes, Arabia Saudí buscó usar la Liga Árabe y al enviado de la ONU a Yemen, Martin Griffiths, y trató de ejercer presiones a través de su representante en las Naciones Unidas y del Reino Unido, que presentó una solicitud a Irán y Qatar para que intervinieran para detener el avance de las fuerzas de Sanaa. Pero los mecanismos de presión que Arabia Saudí ha utilizado durante los últimos años para mantener a Maarib bajo su total tutela finalmente fallaron, incluyendo la carta humanitaria que ha estado tratando de jugar: la presencia de decenas de campamentos de desplazados internos en las cercanías de Maarib. Sanaa ha actuado con gran cuidado para evitar poner a los civiles en peligro.
Los observadores creen que la liberación de Maarib será un doble golpe. Para el gobierno de Hadi porque pondrá fin a su influencia y control restante sobre el terreno, y para Arabia Saudí, que perderá el último bastión de su tutela en Yemen. De ahí que los leales al gobierno de Hadi y Riad hayan lanzado advertencias de las repercusiones de la caída de toda la gobernación, que según ellos es la primera línea de defensa para las dos ciudades saudíes de Yizan y Sharurah. Afirman que su caída abrirá la puerta para el movimiento Ansarulá expanda su influencia a toda la frontera saudí con Yemen. La caída de una provincia petrolera bajo el control de las fuerzas de Sana permitirá a estas últimas desarrollar sus habilidades de combate y transformarse en una importante fuerza militar.
Asimismo, los líderes del partido Islah y del pro-emiratí Consejo de Transición del Sur advirtieron sobre un escenario post-Maarib, diciendo que la caída de la ciudad “reforzaría las ambiciones de los huzíes de controlar todas las gobernaciones del sur y el este en los próximos años”. Decenas de activistas pro-CTS prometieron, a su vez, poner fin al acuerdo de asociación con el gobierno de Hadi en caso de la caída de la ciudad de Maarib, que significaría para ese último perder el control sobre todas las gobernaciones del norte del país.
Source: Al Akhbar