El presidente interino de Brasil, Hamilton Mourao, dijo el lunes que “por el momento”, el gobierno no estaba planeando una transferencia de su embajada de Tel Aviv a la ciudad palestina ocupada de Al Quds (Jerusalén), una declaración que ilustra cierta confusión dentro del poder brasileño en relación a este tema.
El general Hamilton Mourao, que generalmente se desempeña como vicepresidente, reemplazó temporalmente al jefe de estado, Jair Bolsonaro, quien se sometió a una larga cirugía el lunes para quitar la bolsa de colostomía que había usado desde el ataque con arma blanca que sufrió el 6 de septiembre de 2018.
Mourao hizo las declaraciones al jefe de la misión diplomática palestina en Brasil, Ibrahim Alzeben.
“La respuesta que les di es una respuesta de estado, ¿no es así? Por el momento, el estado brasileño no piensa en ninguna transferencia de embajada”, dijo Mourao a la prensa, expresando sus conversaciones con el diplomático palestino.
Sin embargo, el presidente Bolsonaro anunció en noviembre, el día después de su elección, que tenía la intención de transferir la embajada de Brasil a la ocupada Al Quds, siguiendo el ejemplo del presidente Donald Trump, que transfirió a dicha ciudad la Embajada de EEUU en mayo de 2018.
Su anuncio había planteado objeciones, incluso entre algunos de sus aliados. Bolsonaro luego pareció dar marcha atrás, afirmando que la transferencia “aún no se había decidido”.
Pero en enero, en una entrevista con el canal SBT, volvió sobre sus comentarios originales: “Como dijo el primer ministro israelí, se tomó la decisión, sólo queda por determinar cuándo se llevará a cabo.”
La gran mayoría de la comunidad internacional y las resoluciones de la ONU consideran a Al Quds como un territorio palestino ocupado y rechaza su anexión por el régimen israelí.
Boicot islámico
Según especialistas en el asunto, una serie de países islámicos y grandes productoras de proteína animal del mercado están preocupados por la hipótesis de que Brasil corte relaciones con Palestina y pase la sede de su embajada de Tel Aviv a Jerusalén.
El motivo: el enorme mercado de la carne brasileña en las naciones musulmanas. De acuerdo con la Fambras (Federação de las Asociaciones Musulmanas de Brasil), el 45% de la carne de pollo y el 40% del vacuno que el país exporta actualmente llevan el sello Halal -o sea, puede ser consumida según los preceptos islámicos.
Los embajadores de países musulmanes hicieron llegar al Gobierno Federal y a la campaña de Bolsonaro su preocupación. Los empresarios también deben buscarlos. Consideran que la represalia comercial será inevitable si el diputado mantiene la palabra.
Un boicot sería algo desastroso para la agroindustria brasileña de las proteínas. Las empresas brasileñas líderes del mercado pasaron por crisis recientemente.
“Los mercados musulmanes son importantes y necesitamos abrir más de ellos, en Asia, donde hay varios países en los que estamos interesados, como Indonesia que tiene 200 millones de personas”, dijo Tereza Cristina Correa al Financial Times.
Brasil envió más de 3.500 millones de dólares en pollo y carne bovina a países árabes el año pasado. En 2017, Brasil tenía un superávit comercial de 7.100 millones de dólares con la Liga Árabe y un déficit comercial de 419 millones de dólares con Israel.
El mes pasado, Ahmed Abul Gheit, secretario general de la Liga Árabe, envió una carta a Bolsonaro manifestando preocupación por la decisión del traslado de la embajada.
Rubens Hannun, presidente de la Cámara de Comercio Árabe Brasileña, advirtió que “la incertidumbre sobre una posible represalia de los países árabes” amenaza la pérdida de participación de mercado de productos brasileños que cumplen las reglas de la dieta musulmana.
No se trata de un tema solo de gobiernos. Algunas asociaciones islámicas han anunciado que promoverán un boicot entre los consumidores y empresarios del mundo musulmán hacia los productos brasileños si Brasil traslada su embajada.
Source: Diversas