La crisis que surgió hace unos días entre Arabia Saudí y Canadá proviene del orgullo de Riad porque no quiere admitir sus errores. Al menos esa es la opinión de Stephen Cook, analista de Foreing Policy.
Mohammed ben Salman es un personaje muy débil, según el analista de política exterior, Stephen Cook, quien se refirió en un artículo publicado hace unos días a la ruptura de las relaciones entre Arabia Saudí y Canadá.
El autor está sorprendido por la posición de Arabia Saudí en relación a las críticas de Ottawa contra la represión saudí contra los activistas pro derechos humanos y en favor de los derechos de las mujeres en el reino.
Stephen Cook cree que Ottawa no hizo más que atreverse a hablar sobre este tema. “Y es todo. Ottawa no buscó sanciones contra Riad, ni tampoco está de acuerdo con Ansarulá en Yemen. Y, sin embargo, los saudíes expulsaron de inmediato al embajador de Canadá en Riad y llamaron de vuelta a su embajador en Canadá. Incluso pidieron a los 16,000 estudiantes de universidades canadienses que regresaran”, escribió Stephen Cook.
La posición de Arabia Saudí se explica por el comportamiento orgulloso en política exterior que el príncipe heredero Mohammed bin Salman exhibe, agrega el analista, citando otras especulaciones de que la posición saudí está dirigida a la opinión pública saudí: “Riad quiere dejar en claro a los ciudadanos saudíes que las reformas en el reino serán solo las decididas por el príncipe heredero y que aquellos que quieran más verán sus vidas en peligro”.
“Los dos análisis son correctos, porque Mohammed ben Salman es un personaje orgulloso, superficial, inmaduro y arrogante”, dice Stephen Cook concluyendo que las políticas, supuestamente reformistas, de Ben Salman consiguen solo resultados opuestos a los buscados, como sucedió con el arresto del primer ministro libanés Saad Hariri, la lucha de la coalición anti-yemení y la crisis de Qatar”.
Source: Foreign Policy