El equilibrio de fuerzas está cambiando muy rápidamente en Oriente Medio. A medida que el Ejército sirio y sus aliados avanzan en los frentes de combate contra el terrorismo en Siria, el pánico se apodera de los dirigentes israelíes.
Las realidades de los combates que se desarrollan en Qalamún, Raqqa y Deir Ezzor marcan un notable avance del eje de la Resistencia. Israel teme en este sentido que la alianza entre Siria, Irán, Iraq y Hezbolá ponga fin a sus sueños hegemonistas en la región.
En primer lugar, los terroristas que actúan en Siria han prestado un gran servicio a Israel y su fracaso significa también la derrota de la entidad sionista. Israel, que ocupa la mayor parte de los Altos del Golán sirio desde 1967, tenía también intención de anexionarse las zonas limítrofes, pero la presencia allí del Ejército sirio ha frustrado estos planes. Los terroristas, aún con el apoyo israelí, son incapaces de atacar militarmente allí al eje de la Resistencia.
En segundo lugar, Israel se inquieta por la coordinación entre los ejércitos sirio, iraquí y libanés. El apoyo ruso a este “conjunto” es ciertamente un motivo real de inquietud, pero lo peor es que la unión de todos estos ejércitos y fuerzas árabes, apoyados por Irán, impedirá que sea establezca una hegemonía israelí en la zona de Oriente Medio.
Lo que ha sucedido en la frontera sirio-libanesa esta semana ha hecho sonar la luz de alarma: mientras que el Ejército sirio y Hezbolá han limpiado el Qalamún Occidental de la presencia del EI, el Ejército libanés ha hecho lo propio y en el mismo momento en el Este del Líbano. Esta fusión de las operaciones ha creado una unión de fuerzas.
De este modo, la entidad sionista ha sido testigo de la victoria del eje de la Resistencia a sus puertas, un eje para el cual la causa palestina y la unidad islámica contra Israel constituyen una prioridad.
A esto hay que añadir cambios en Palestina. En Gaza, Hamas busca una reconciliación con Irán y Siria tras el inútil experimento de apostar por el apoyo de Qatar y Turquía, que no le dio ningún fruto. En Cisjordania, las células de resistencia contra el ocupante toman cuerpo y se multiplican. Israel podría tener de aquí a un tiempo que hacer frente a un “Sur del Líbano” en Cisjordania.
En Siria, los norteamericanos ya no pueden hacer nada por Israel. Ellos hicieron todo para conservar al EI en el este, en especial en Deir Ezzor, pero han fallado en su intento del mismo modo que fracasaron al apostar por el apoyo al Ejército Sirio Libre. En Raqqa, cuentan ahora con los kurdos para intentar apoderarse del noreste de Siria.
Pero tanto en el norte como en el este, las fuerzas de la Resistencia, es decir, el Ejército sirio y sus aliados, dominan la situación. El campo pro-norteamericano está ahora dividido entre Arabia Saudí, que busca ahora retirarse con las menores pérdidas posibles de Siria cesando su apoyo a la oposición anti-Assad y Qatar, que sufre un bloqueo y ha reducido también su apoyo a los opositores sirios. Por su parte, Turquia está preocupada ahora, sobre todo, por la posibilidad de una entidad kurda en el norte de Siria y busca una aproximación a Rusia e Irán tras sus crecientes tensiones con EEUU y los países de la UE.
De este modo, Israel no tiene realmente con quien contar para oponerse a la Resistencia. Los israelíes no tienen tampoco la voluntad real de lanzarse a una aventura en Siria que podría desembocar en una debacle para ellos.
Source: Al Manar