Por primera vez desde su creación en 1948, “Israel” pretende organizar viajes turísticos a los territorios sirios ocupados tras la caída del régimen sirio, durante la próxima festividad de la Pascua judía. Según Yedioth Ahronoth, los tours “incluirán acceso a zonas pintorescas dentro del territorio sirio, y otras cercanas al río Yarmuk”, es decir, en resumen, a zonas que habían sido declaradas fuera de límites después de la incursión, además de puntos de observación militar que serán operados bajo su supervisión y vigilancia. Estos puntos son todavía de reciente creación y reflejan el control de inteligencia y seguridad del enemigo, ya que son puntos de vigilancia y tecnología avanzados.
La medida israelí se produce después de una incursión militar que combinó capacidades de seguridad e inteligencia en territorio sirio mediante el establecimiento de nuevas bases militares y el despliegue cerca de ciudades y pueblos en el sur de Siria, así como dentro de la “zona desmilitarizada”, cuya definición, tal como se reconoce en el acuerdo de 1974, ha cambiado. Los israelíes incluyen ahora nuevas áreas más allá de la “zona de amortiguamiento”, con avances superiores a los 5 kilómetros desde la valla fronteriza, según una fuente de medios locales.
La presencia israelí está distribuida en lugares estratégicos, como la cumbre del Monte Hermón, la colina Nafl en la ciudad de Hadar, la base al oeste de la ciudad de Yabatha al-Jashab, la base de Hamidiya, y recientemente al-Adnaniya, y Tal Ahmar al oeste de la ciudad de Kodna, el cuartel de Al-Yazeera en la zona rural occidental de Daraa, y en la ciudad de Koya en la zona rural de la gobernación, que fue bombardeada en los últimos días lo que provocó la caída de varios mártires y heridos, y el desplazamiento de 350 familias a aldeas vecinas.
Las acciones israelíes, que se inscriben en el contexto de los preparativos de los vuelos anunciados por la ocupación, indican la imposición de un hecho consumado por la fuerza, replicando el modelo del asedio de la Franja de Gaza. Esto se logra mediante la ampliación de zonas prohibidas, campañas de inspección y restricciones a los residentes, además de perturbar sus fuentes de sustento. Esto refuerza el asfixiante asedio que les obliga a buscar medios alternativos de subsistencia, en medio de la creciente tensión y ansiedad con la campaña de detenciones y restricciones que se observa en zonas del sur de Siria.
“Israel” ha trabajado para pavimentar carreteras que conectan sus posiciones militares, como la carretera Ain al-Tineh-Hadar, y las carreteras que se extienden a lo largo de la zona “desmilitarizada” desde el norte de Quneitra hasta el sur. También ha declarado la prohibición de entrada a la presa de Mantara, una de las mayores presas de agua del sur de Siria. También ha establecido puntos militares estratégicos con vista a la zona rural del sur de Quneitra y al oeste de Daraa, y a la carretera que lleva a la ciudad de Rafid al oeste.
Las incursiones no se han limitado al aspecto militar, sino que se han extendido también a la realidad social, mediante la destrucción y arrasamiento de tierras agrícolas, el control de los recursos hídricos y la reciente detención de rebaños de ovejas que suman más de 550 en Quneitra.
Los viajes turísticos volverán, según el anuncio, desde la valla fronteriza que cruza los Altos del Golán ocupados hasta la zona de amortiguación que se extiende desde el norte de Quneitra hasta la zona rural suroccidental de la Gobernación de Daraa. Por otra parte, la población del sur de Siria teme que este paso pueda ser un preludio a la normalización con la ocupación, dadas las constantes violaciones de la soberanía siria, que hasta ahora sólo han sido respondidas con mensajes tranquilizadores e intentos de calmar la situación, por no hablar de las injustas condiciones económicas que padecen los residentes.
Una fuente local considera que “Israel”, al comprometerse con la nueva administración siria, busca imponer un hecho consumado cuyos peligros e impacto sobre la población son incompatibles con la mitigación de la situación, dadas las complejidades de la situación actual y la intensidad de la competencia. Parece que la magnitud del enfrentamiento israelí con Turquía empujará a ambas partes a dividir la influencia y el control en Siria. Esto no niega el hecho de que “Israel” prospera gracias a la hegemonía y la expansión, y crea divisiones sociales al jugar con la “opresión de las minorías” (drusos, kurdos), en un mensaje con objetivos entrecruzados. Por una parte, se muestra cauteloso ante el inminente entendimiento entre kurdos y sirios y entre kurdos y turcos, aunque este último no habría sido posible sin la mediación estadounidense, que no llegó a controlar el enfrentamiento entre Tel Aviv y Ankara. Por otra parte, se está intentando explotar la presencia drusa en los territorios ocupados para elaborar un proyecto de “aceptación de Israel”, que los locales consideran más cercano al poder blando que al poder duro, ya que este último lleva la mayoría de sus mensajes al aliado más destacado de Damasco, Turquía.
El periódico The Wall Street informó: “En enero, los soldados israelíes dispararon e hirieron a manifestantes en una marcha antiisraelí en la aldea de Suwaysa. Varios jóvenes sirios, incluidos pastores, fueron arrestados en las provincias de Quneitra y Daraa, algunos de los cuales permanecen bajo custodia israelí”. Añadió: “Desde el 10 de febrero, Israel ha lanzado 89 incursiones terrestres, 29 ataques aéreos y de artillería en el suroeste de Siria y 35 ataques aéreos en otras partes del país”.
Source: Al Manar