El Departamento de Defensa de Estado de EEUU se enfrenta a una oleada de renuncias después de que el presidente Donald Trump despidiera al jefe del Pentágono Mark Esper.
El principal funcionario de políticas del Pentágono, James Anderson, el principal funcionario de inteligencia de la agencia, Joseph Kernan, y la jefa de personal de Esper, Jen Stewart, habrían renunciado.
“Quiero agradecer al Dr. Anderson, el almirante Kernan y Jen Stewart por su servicio a la nación y al Departamento”, dijo el secretario de Defensa interino Christopher Miller en un comunicado. “A lo largo de sus carreras, cada uno ha contribuido enormemente a la defensa nacional y al futuro del Departamento de Defensa. Les deseamos lo mejor en sus próximos esfuerzos”.
Las renuncias “podrían marcar el comienzo de un proceso de purga en el Departamento de Defensa, algo que debería alarmar a todos los estadounidenses”, dijo el presidente del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, Adam Smith, en un comunicado emitido después de la partida de Anderson.
“Tan pronto como el ex vicepresidente Biden se convirtió en presidente electo Biden, el presidente Trump y sus leales comenzaron a sembrar el caos y la división. Parece que el caos ha llegado al Pentágono”.
Mientras tanto, aumentan las preocupaciones sobre la negativa de Trump a admitir la derrota en las elecciones presidenciales y el uso del Ejército para implementar su agenda.
“Si este es el comienzo de una tendencia: el presidente despide o expulsa a los profesionales de seguridad nacional para reemplazarlos con personas que se perciben como más leales a él, entonces los próximos 70 días serán precarios en el mejor de los casos y francamente peligrosos en el peor”, dijo Smith. “Esto confirma lo que he estado diciendo durante meses: la singular obsesión del presidente por la lealtad ha socavado gravemente la competencia de nuestro gobierno y nos ha hecho menos seguros”.
El presidente también estaba considerando la destitución de la jefa de la CIA, Gina Haspel.
Source: Agencias