Una serie de anuncios hechos en Teherán la semana pasada llevaron la situación en torno al acuerdo nuclear iraní de 2015 (conocido como PAIC) – y el impasse entre Irán y EEUU – a un cambio.
El 1 de julio, Irán anunció que había superado el límite de su stock de uranio enriquecido, que es de 300 toneladas, según el PAIC. El 8 de julio, Teherán anunció una reducción de sus obligaciones al comenzar a enriquecer uranio con una pureza superior al 3.67% para satisfacer las necesidades de sus centrales eléctricas. (Irán había declarado previamente que necesitaba un 5% de enriquecimiento para su central nuclear de Bushehr y un 20% para el reactor de investigación de Teherán).
Teherán señaló que las medidas tomadas la pasada semana eran “correctivas” en virtud del artículo 36 del PAIC que permite a Irán no cumplir con sus obligaciones en base al acuerdo si las otras partes no lo hacen. Teherán afirma igualmente que se trata de etapas reversibles si los tres países europeos (Reino Unido, Francia y Alemania) respetan sus compromisos en el PAIC.
En caso de que los países europeos no actúen en ese sentido, Irán tomará otras medidas, según el mismo artículo del PAIC, para detener su cumplimiento de otras de sus obligaciones. Algunos esfuerzos están siendo realizados por los países europeos para poner en marcha el INSTEX, un sistema de pago que no está basado en dólares estadounidenses.
En su conjunto, Teherán ha tomado algunas medidas modestas que no equivalen a una carrera furtiva hacia las armas nucleares. No ha habido ningún intento de restringir el acceso de los inspectores del OIEA a las instalaciones nucleares de Irán.
En resumen, Teherán ha enviado una doble señal. En primer lugar, los costes de la política estadounidense de “presión máxima” van a aumentar regularmente. En segundo lugar, los otros países signatarios del acuerdo nuclear deben respetar su parte del PAIC y proporcionar a Irán los beneficios económicos que se derivan del mismo. EEUU debe comprender también que Irán no negociará nunca bajo presión.
Trump, por su parte, se encuentra con pocas opciones a solo un año de su cita electoral, que puede significar o no su salida de la Casa Blanca. Un ataque militar tendría consecuencias incalculables y catastróficas y podría llevar a Irán a creer que las armas nucleares son su mejor opción. En segundo lugar, el proyecto de cambio de régimen en Iraq promovido por el asesor de seguridad nacional John Bolton y financiado por el Departamento de Estado ha fracasado rotundamente.
No hay ningún signo de rebelión ni agitación en contra de las autoridades. En Irán, las diferencias entre sectores políticos han existido siempre, pero ahora bajo la presión estadounidense dichos círculos se han unido más.
La única opción de Trump, si quiere negociar seriamente con Teherán, es el abandono del enfoque de la “presión máxima” y levantar las sanciones. Una de las opciones sería no poner obstáculos al funcionamiento del INSTEX, la vía escogida por Europa para realizar transacciones comerciales con Irán.
Durante la conversación telefónica entre el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el presidente iraní, Hassan Rohani, el pasado sábado, Macron, que actúa como mediador entre Trump y Rohani, tanteó a Rohani sobre la presencia de responsables estadounidenses en futuras conversaciones entre Irán y las otras partes del acuerdo, el 4+1. La condición de Teherán para aceptar esto fue el levantamiento de las sanciones.
En todo caso, a Trump se le acaba el tiempo y las opciones si quiere evitar pasar a la historia como un gran fracasado en el campo de la política exterior y en especial en lo tocante al dossier de Irán.
Source: Press TV