Un artículo escrito por el editor del Washington Post, Jackson Diehl, describe al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, como un nuevo Saddam Hussein que, según el escritor, solía ser apoyado por la administración estadounidense a pesar de sus excesos bien documentados.
“Érase una vez, un dictador brutal e imprudente de un país árabe rico en petróleo que, a pesar de sus excesos bien documentados, fue apoyado por EEUU y otros gobiernos occidentales.”
El escritor dijo que Saddam Hussein se enfrentaba a los grupos extremistas y a Irán, y Washington considero no tenía otra alternativa que apoyarlo.
“El gobernante escuchó ese mensaje. Llegó a la conclusión de que mientras continuara suministrando petróleo y oponiéndose a Irán, tendría libertad para matar a sus oponentes y acosar a sus vecinos”.
“Su nombre, por supuesto, era Saddam Hussein. La apuesta hecha por EEUU y sus aliados condujo directamente a la invasión de Kuwait por Iraq en 1990, y de allí a las guerras interminables en Oriente Medio, que ahora son lamentadas casi universalmente por el establishment de la política exterior occidental”.
“Están ahora repitiendo el mismo error con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman. Dicen que aborrecen sus crímenes flagrantes, incluido el asesinato del columnista del Washington Post Jamal Khashoggi y la tortura y encarcelamiento de mujeres que buscan mayores derechos. Pero en Osaka, Japón, hace una semana, los dirigentes occidentales se agruparon alegremente alrededor de él”.
“No solo el presidente Trump, sino también los primeros ministros y presidentes de las grandes democracias europeas. “Y no solo ellos, sino que los líderes de India, Corea del Sur y Japón han recibido calurosamente a Mohammed bin Salman en los últimos seis meses”.
“Al igual que Saddam Hussein antes que él, Muhammad bin Salman ha llegado a la conclusión de que es inmune. Los torturados siguen en prisión. Sus aviones todavía están bombardeando Yemen. Y él está dando los primeros pasos hacia la adquisición de armas nucleares. Dado que los gobiernos occidentales no buscan frenarlo ahora, tendrán que hacerlo más tarde, cuando el costo sea más alto”.
Source: The Washington Post