Aunque se trate de un sistema de defensa, el S-400 está infligiendo cada vez más daño político al país norteamericano que se opone por todos los medios a sus ventas internacionales.
Así, el columnista Piotr Akópov, que escribe para el medio ruso Vzglyad, afirma que vistos los fracasos que está sufriendo EEUU en sus intentos por prevenir las ventas de estos sistemas de defensa aérea, los S-400 ya pueden calificarse como armas geopolíticas.
Además, son un buen indicador de cómo está cambiando el balance de fuerzas en la arena política internacional, especialmente después de que fuera promulgada la Ley para Contrarrestar a los Adversarios a través de las Sanciones (CAATSA).
Estaba previsto que con la ayuda de esta ley sería posible limitar las ventas de armas rusas en el mercado internacional, especialmente cuando se trata de los aliados de EEUU en el ámbito de la maquinaria bélica, destaca Akópov.
Según él, la presión que ejerce esta ley obliga ahora a los países a elegir y dar la espalda a EEUU. Obviamente, ello inflige un daño grave a la imagen del país norteamericano, puesto que estos rechazos se hacen públicamente en respuesta al ultimátum estadounidense.
Actualmente esta situación se puede observar en tres países simultáneamente, señala el columnista: en Turquía, la India e Irán. “Por lo cual, la política de una oposición abierta a las ventas de los S-400 hace que EEUU se inflija daño a sí mismo, no a Rusia”, dijo.
La tenacidad turca vs EEUU
Ya hace muchos meses que el país norteamericano comenzó a ejercer presión sobre Ankara e incluso chantajear a su aliado de la OTAN para que renuncie a la compra de los sistemas de defensa antiaérea rusos.
No obstante, en su conversación con el mandatario turco, Donald Trump accedió a formar un grupo técnico conjunto para evaluar la compatibilidad de los cazas F-35 y los sistemas de defensa antiaérea S-400, y reducir así los temores de Washington.
“O sea, EEUU dio el primer paso hacia la renuncia a sus propias amenazas de cancelar el suministro de sus aviones furtivos a Turquía y de eliminar al país otomano del programa de su fabricación”, dijo el columnista.
Por lo cual, el chantaje contra Ankara no llevó a ninguna parte y ahora será Washington el que tendrá que retroceder y aceptar la promesa turca de que los cazas estadounidenses serán emplazados fuera del alcance de los sistemas de defensa aérea rusos.
Ello, afirma Akópov, es una derrota completa de EEUU en este enfrentamiento político.
El problema indio de EEUU
El segundo país donde se está desatando toda una batalla contra los S-400 rusos es la India, que ya firmó un contrato para la compra de estos sistemas. El columnista señala que previamente eran los congresistas estadounidenses los que más se oponían a esta venta.
No obstante, ahora también se implicó el Departamento de Estado. Según el medio indio Times of India, un alto mando de la administración Trump dijo a los periodistas que habrá serias consecuencias en caso de que la India prosiga con su compra de los sistemas rusos.
El oficial destacó que en el contexto de la ley CAATSA quedarían afectadas las relaciones entre la India y EEUU en el ámbito técnico militar y que Nueva Delhi debería fijarse en Turquía como ejemplo de estas consecuencias.
Al mismo tiempo, el alto mando estadounidense admitió que el presidente estadounidense tiene la autoridad para hacer excepciones en cuanto a las sanciones impuestas en el marco de la ley CAATSA.
Según Akópov, no tiene sentido que EEUU amenace con la cancelación de los suministros de armas tras firmar con la India contratos militares por un valor total de 18.000 millones de dólares.
Estas amenazas no tienen sentido, especialmente en el contexto de la estrategia regional de EEUU, donde uno de los principales objetivos es aliarse con la India para contener a China.
“¿Entonces para qué están amenazando a la India? Ello no tiene una respuesta razonable, al menos que las élites estadounidenses no puedan quedarse calladas incluso cuando les conviene mantener silencio”, concluyó el columnista.
¿Qué pasa con Irán?
Según explica Akópov, el tercer lugar donde se desenvuelve el enfrentamiento entre EEUU y las compras de los sistemas de defensa antiaérea rusos es Irán, aunque aquí la realidad es más complicada.
El columnista recordó que el medio estadounidense Bloomberg difundió una noticia falsa de que Rusia supuestamente se negó a vender al país persa sus sistemas S-400.
Moscú no tardó en desmentir esta noticia, cuyo objetivo principal era entorpecer las relaciones entre Moscú y Teherán. De acuerdo con Akópov, Bloomberg intentó sacar a luz unos hechos que de verdad ocurrieron hace una década, cuando a petición de EEUU e Israel fue cancelada la venta de los S-300 a Irán.
No obstante, ahora la situación es completamente distinta y la cooperación entre los dos países está a un nivel nuevo. Irán ya recibió sus S-300, pero ni tuvo la intención de obtener los S-400: de momento no hubo solicitud alguna, por lo cual tampoco pudo haber un rechazo.
“Aquí hay un intento obvio de estropear las relaciones entre los dos países. Tales titulares como ‘El contrato de venta de los S-400 se canceló’ son especialmente impresionantes, puesto que ni hubo conversación alguna sobre el suministro de los S-400”, dijo.
El último clavo en el ataúd
Lo que es peor aún para EEUU es el hecho de que Irán no es el único país interesado en los sistemas de defensa aérea rusos. Así, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí ya mostraron interés por los S-400.
De hecho, subraya el columnista, ya en el 2017 se firmó un contrato con los saudíes, aunque las fechas exactas aún no han sido acordadas. Vistas las promesas de Arabia Saudí de comprar armas estadounidenses por un valor de 100.000 millones de dólares, Akópov se pregunta sobre las acciones que emprenderá Washington.
“¿Washington amenazará también al rey Salmán y al príncipe heredero Mohamed con un castigo por cooperar con Rusia? Incluso sería curioso verlo, considerando que ya desde los tiempos de Obama dejaron de ver a Washington como el amo del mundo”, dijo.
Al mismo tiempo, teniendo en mente la cantidad de países que muestran interés por el sistema de defensa antiaérea ruso S-400, el principal factor que limita su suministro es la capacidad de fabricación, que seguirá creciendo al ritmo del crecimiento de la influencia política de Rusia.
Source: Sputnik