Los Cascos Blancos se dedicaban a la extracción forzada de órganos humanos en Siria, afirmó Maxim Grigóriev de la Cámara Pública de Rusia en la Embajada de Rusia en Washington.
“Una cantidad significativa de evidencia nos permite concluir que los centros de los Cascos Blancos fueron un elemento clave en el sistema de incautación forzada de órganos”, dijo Grigóriev, citado por el periódico ruso Vzglyad, en una conferencia de prensa en la Embajada de Rusia en Washington.
Allí, sentado al lado del embajador de Rusia en EEUU, Anatoli Antónov, Grigóriev presentó su informe ‘Los Cascos Blancos: cómplices de terroristas y agentes de desinformación’.
Señaló que en Alepo se habían dado docenas de casos similares. Las mujeres y los niños tenían más probabilidades de ser víctimas de la extracción de órganos.
Grigóriev es director de la Fundación para el Estudio de los Problemas de la Democracia, que tiene su sede en Moscú.
En febrero pasado, esta Fundación publicó su investigación sobre las actividades ilegales de los Cascos Blancos en Siria.
Según testimonios de familiares de víctimas sirias, sus vecinos y exmiembros de los Cascos Blancos, esta investigación afirma lo siguiente: en Siria funcionó todo un sistema de extracción forzada de órganos humanos similar al sistema famoso de Kosovo.
¿Cómo era el proceso de convertirse en víctima?
Cuando se producían bombardeos en Siria, llegaban los Cascos Blancos y se llevaban a los residentes heridos, por ejemplo, a Turquía, presuntamente para su posterior atención médica.
“Vivo en Alepo en el barrio de Hanano. Mi vecino era conductor, los Cascos Blancos se lo llevaron a Turquía para que recibiera tratamiento. Cuando trajeron su cadáver de Turquía, oí los gritos de sus padres, sus familiares lloraban. Corrí hacia el auto y ayudé a mover el cuerpo. Al mismo tiempo sentí que el cadáver era muy ligero. Levanté la sábana y vi una gran herida desde la garganta hasta el estómago. Soy titulado en Medicina, palpé el cuerpo con las manos, estaba claro que no había órganos, la piel estaba prácticamente pegada a la espalda”, cuenta Ahmed Omar ibn Mustafa, jefe del personal médico subalterno del Hospital Ibn Rashid en Alepo.
Aproximadamente un año vivió en una zona bajo el control de los terroristas, y durante este tiempo a menudo oía hablar sobre tales casos, especialmente sobre niños que desaparecían o cadáveres sin órganos.
Algunos sirios regresaban a sus hogares vivos, pero mutilados.
“Cuando trabajé para Ahrar Sham, mi comandante era Shadi Kadik, alias Abu Adel Halabi. Le pregunté: ¿por qué, después de la hospitalización en Turquía, vuelven con la falta de algún órgano? Me dijo que esto se hacía intencionalmente, para asegurar el tratamiento de terroristas. Es decir, ¡riñones y otros órganos se toman de civiles y se trasplantan a los terroristas!”, dice Abdurazak Nassan ibn Nuaman de Alepo, exmiembro de la formación Ahrar Sham, prohibida en Rusia.
Residentes de los barrios sirios donde había centros de los Cascos Blancos estaban terriblemente asustados de convertirse en la siguiente víctima. Omar Mustafa ibn Mohammed dice que debido a la práctica de la extracción de órganos “la gente tenía miedo de llamar a los Cascos Blancos y pedirles ayuda”.
Después de la liberación de estos barrios, se registró un nivel anormalmente alto de pacientes que requirieron operaciones urgentes. Cuando se les preguntó por qué no habían ido a los hospitales, respondían sin rodeos: muchos de los que acudieron a los Cascos Blancos en busca de ayuda médica no regresaron vivos de tales operaciones.
En total, para su investigación Grigóriev y sus colegas de la Fundación para el Estudio de los Problemas de la Democracia entrevistaron en Siria a 40 empleados de los Cascos Blancos, 20 exterroristas y 45 residentes sirios.
Los Cascos Blancos
La organización de los Cascos Blancos se ha posicionado como una estructura humanitaria que brinda asistencia a los civiles en zonas de conflicto en Siria.
No obstante, junto a los vídeos en los que Cascos Blancos rescatan a niños de las ruinas, también aparecieron imágenes con los mismos protagonistas uniformados y empuñando las armas. En otras, se ve cómo manipulan las filmaciones, maquillando a las víctimas y dictándoles lo que deben declarar ante las cámaras.
El Ministerio de Exteriores de Rusia calificó la labor de los Cascos Blancos como un elemento de la guerra informativa contra las autoridades de Siria. En particular, Moscú responsabilizó a ese grupo de la provocación en Guta Oriental, que dio a EEUU, Francia y el Reino Unido un pretexto para acusar a Damasco del uso de armas químicas y bombardear Siria con misiles en abril de 2018.
El presidente sirio Bashar Asad declaró que los empleados de los Cascos Blancos son partidarios de Al Qaeda (grupo terrorista proscrito en varios países, incluida Rusia).
Source: Sputnik