El presidente sirio, Bashar al Assad, ha logrado cinco grandes éxitos la pasada semana.
Recientemente, el presidente de EEUU ha anunciado su intención de retirar sus tropas de Siria, aunque últimamente ha dilatado el plazo de su retirada. Esto, sin embargo, no es una decisión puramente de Trump, sino que obedece al rechazo de Siria y de países como Rusia, Turquía e Irán a la permanencia ilegal de las tropas estadounidenses en el territorio sirio.
El segundo éxito, de naturaleza diplomática, ha sido la reapertura de las embajadas de los Emiratos Árabes Unidos, Bahrein y Kuwait en Damasco. Al mismo tiempo, se ha sabido que Túnez y Argelia trabajan en favor del retorno de Siria a la Liga Árabe y que el presidente de Mauritania visitará el país del Levante en los próximos días. Los contactos por vía aérea entre Siria y Túnez han sido restablecidos y los EAU emprenderán en breve una iniciativa similar.
Otro éxito diplomático ha sido el cable recibido por Assad desde Moscú, en el que el presidente ruso, Vladimir Putin, le reitera su apoyo militar, político y económico a Siria y un apoyo a su unidad e integridad territorial.
Al mismo tiempo, la entrada de las tropas sirias en Manbij ha constituido una victoria militar indudable para las fuerzas sirias. Este éxito ha ido acompañado de otro: la anulación de la ofensiva de las fuerzas turcas y de los grupos militantes aliados de Turquía, en especial el ESL y el Yaish al Islam, anunciada por el propio Erdogan tras el despliegue del Ejército sirio en Manbij.
Este éxito militar será pronto replicado en el este del Éufrates, donde el Ejército sirio ha desplegado algunas de sus fuerzas de élite para hacer frente a los restos del Daesh e impedir la expansión turca hacia esta región.
Otro éxito militar fue el derribo de cuatro de los cinco misiles lanzados por aviones israelíes desde el espacio aéreo libanés, que ha venido acompañado de una advertencia siria y rusa de que cada ataque israelí futuro irá acompañado del lanzamiento de misiles antiaéreos contra el espacio aéreo de la Palestina ocupada. Uno de ellos, un S-200, fue lanzado contra el espacio aéreo israelí poco después del ataque sionista, el 25 de diciembre, y cayó sobre el norte de la entidad sionista actuando así como un misil tierra-tierra. Su impacto provocó una explosión que sembró la inquietud entre los habitantes de las colonias vecinas.
Source: Al Manar