El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, está utilizando los medios más insidiosos para desviar la acusación que pesa sobre su régimen de haber patrocinado ideológicamente al menos y con frecuencia también financieramente, al terrorismo yihadista takfirista en el mundo.
De hecho, la nebulosa de Al Qaida, que indudablemente es la madre del terrorismo, ha salido de las escuelas de Arabia Saudí, donde el wahabismo es la ideología oficial. Al Qaida, el Daesh y otros grupos siguen también esta misma ideología.
El propio Osama Bin Laden, fundador de Al Qaida, pertenece a una influyente familia saudí, y muchos de sus dirigentes también son saudíes. Ellos recibieron el apoyo de los servicios de inteligencia saudí, norteamericano y pakistaní en la década de 1980 cuando luchaban contra la presencia soviética en Afganistán.
El Daesh utilizó también en Siria e Iraq, en las zonas que dominaba, manuales de religión saudíes.
En relación a estos hechos, Mohammed bin Salman lleva a cabo una campaña de imagen en contra de las figuras religiosas más rigoristas de su país y contra las más liberales también.
En una reciente entrevista, Bin Salman buscó ocultar la responsabilidad del régimen saudí en la promoción del terrorismo internacional acusando ridículamente a Irán de haber reclutado a algunos saudíes con vistas a participar en los ataques del 11-S. Cabe recordar que 15 de los 19 piratas aéreos eran saudíes y que funcionarios de inteligencia saudíes ayudaron en varias ocasiones a los terroristas del 11-S cuando éstos se hallaban en territorio norteamericano, según indica un informe del Congreso de EEUU.
Las familias de las víctimas del 11-S están promoviendo actualmente demandas contra el régimen saudí en los tribunales norteamericanos.
Para Teherán, el juego de Bin Salman está muy claro.
“Las declaraciones de Bin Salmán sobre la presencia de dirigentes de Al Qaida en Irán son una gran mentira”, manifestó el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Bahram Qassemi.
“Mohammed bin Salman no puede ocultar el papel del reino saudí en la organización de los atentados terroristas en EEUU el 11 de Septiembre de 2001”, se dice en el sitio del Ministerio de Exteriores iraní.
Los intentos de Bin Salman de desviar la atención con respecto a la responsabilidad del régimen saudí incluyen también el culpar a los Hermanos Musulmanes por el surgimiento del terrorismo takfiri.
En realidad, numerosos dirigentes egipcios y sirios de esta antigua cofradía se refugiaron en Arabia Saudí durante los períodos del presidente Gamal Abdul Nasser y el sirio Hafez al Assad y muchos de ellos se empaparon allí de la ideología wahabí.
Las tesis del wahabismo saudí repudian a todos los musulmanes que piensan diferente, incluyendo los shiíes y los sufíes, hasta el punto que legitiman su eliminación física. La historia moderna de la fundación del reino está llena de masacres perpetradas contra las poblaciones de diferentes regiones de la Península Arábiga.
De este modo, los intentos de Bin Salman de exculpar al régimen saudí del terrorismo lanzando acusaciones contra otros no engañan a nadie, excepto a aquellos que buscan ignorar deliberadamente los hechos para seguir apoyando la dictadura saudí y sus crímenes en Oriente Medio y fuera de él.
Source: Diversas