29-03-2024 01:19 AM Tiempo de Jerusalén

¿Argelia después de Siria?

¿Argelia después de Siria?

El primer ministro argelino, Abdel Malik Sellal, dijo el lunes por la tarde que “su país ha sido escogido como objetivo de una campaña de desestabilización inmediatamente después de Siria”

El primer ministro argelino, Abdel Malik Sellal, dijo el lunes por la tarde que “su país ha sido escogido como objetivo de una campaña de desestabilización inmediatamente después de Siria” y señaló que los planes habían sido ya trazados y los papeles asignados y que sólo faltaba la fecha para la implementación de este plan.

Sin embargo, existen varios factores que impiden el éxito de un plan semejante contra Argelia:

Uno: los autores de este plan de desestabilización demuestran una clara ignorancia acerca de la opinión y las circunstancias de la nación argelina en los campos político, social e incluso psicológico. Argelia conserva un amargo recuerdo de la guerra civil acaecida en los años noventa del pasado siglo y que causó la muerte a 200.000 personas tras la intervención militar que impidió la llegada del Frente Islámico de Salvación (FIS) al poder después de los comicios de 1992.

Dos: la firmeza del gobierno sirio durante más de tres años de lucha frente a la oposición armada y financiada por los estados del Golfo y Turquía y que cuenta con el apoyo de algunas grandes potencias occidentales, como EEUU y Francia. A pesar de los miles de millones de dólares gastados y de los cientos de toneladas de armas enviadas, los grupos armados sirios se enfrentan a la derrota y han sido incapaces de cumplir el rol que les había sido asignado. El fracaso en Siria pesa, pues, sobre cualquier intento de reproducir dicha situación en Argelia.

Tres: el gobierno argelino ha llevado a cabo algunas reformas políticas y económicas y se ha visto ayudado por los elevados precios del gas y el petróleo hasta muy recientemente. Esto ha contribuido a reducir la deuda pública y a resolver parcialmente el problema del desempleo. En el país existen fenómenos como la corrupción o la represión policial contra ciertos grupos, pero esto no afecta al sentimiento general de respaldo al sistema argelino nacido de la larga guerra de independencia contra Francia (1954-1962).

Cuatro: los desastrosos resultados producidos por la así llamada “Primavera Árabe”, especialmente en Libia, Yemen, Siria y otros países. Ella ha llevado al colapso de Libia y a que se convierta en un estado fallido, donde existe en la actualidad una guerra civil entre milicias que luchan por el poder y un extenso tráfico de armas hacia los países vecinos. El pueblo argelino es consciente de esta realidad y no desea repetirla en modo alguno.

Quinto: el Ejército argelino es uno de los más fuertes de Oriente Medio y posee un extensa experiencia en la lucha antiterrorista y contrainsurgencia.

En lo que se refiere al plan para repetir el escenario de Siria en Argelia, el primer ministro citó los intentos de algunos canales de televisión, como Al Yazira, de sembrar la cizaña y la desestabilización siguiendo las pautas ya vistas durante la “Primavera Árabe”.

Cabe señalar también que la mayoría de estas revoluciones tuvieron lugar en países republicanos con una historia de convivencia entre etnias y confesiones distintas y que adoptaron posiciones fuertes contra los intentos occidentales e israelíes de buscar una hegemonía en la región.

Argelia es un país que ha trabajado dentro de la OPEP en favor de precios más justos y que ha participado, junto a otros países árabes, en las guerras lanzadas por Israel contra estos últimos. Asimismo, ha mantenido un rechazo consistente a cualquier relación con Israel y se ha opuesto a la guerra terrorista lanzada contra Siria.

En resumen, los planes contra Argelia pueden existir, pero la oportunidad de que tengan éxito es nula dada la correlación de fuerzas interna y externa en la región.